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Pero al amanecer del día siguiente, Dios había dispuesto que un gusano atacará la planta de ricino y esta se secó. Cuando salió el sol, Dios envió desde el oriente un viento caliente. Como el calor del sol daba directamente sobre la cabeza de Jonás, él se sintió a punto de desmayarse y queriendo morirse dijo:

—Prefiero morir a tener que vivir así.

Entonces Dios le preguntó:

—¿De verdad estás tan enojado porque se secó la planta de ricino?[a]

Y Jonás le respondió:

—¡Claro que sí! Estoy que me muero de rabia.

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Footnotes

  1. 4:9 ¿De verdad […] ricino? o ¿Haces bien en enojarte tanto porque se secó la planta de ricino?